El soñador [14269]
Wladyslaw Reymont
Los trenes pasaban trepidantes; temblaban las paredes y retumbaban las ventanas; la oscuridad iba penetrando en el cuarto, una oscuridad parda, lúgubre, gélida, y Josio seguía fantaseando erráticamente por lejanos países, por mares inabarcables, por ciudades magníficas y prodigios inefables.Josio trabaja como vendedor de billetes en una estación de tren de provincias y, como de costumbre, permanece ante la ventanilla absorto en esta labor monótona y cotidiana